Autor: Paula Durán
Cocinar para comer es un necesidad, en mi caso el mejor gimnasio mental en el que desestresarme. Amante de la cocina tradicional e internacional y sobre todo del Ternasco de Aragón.
Seguro que si alguien dice que para comer va a preparar canelones, vuestra mente automáticamente pensará en Italia. Y no se os podría culpar, las recetas con pasta son típicas de la gastronomía italiana. Sin embargo, no es en nuestro país vecino donde más se consume este tipo de plato. Los años de comercio durante siglos contribuyeron a un intercambio cultural y gastronómico que hicieron que en España nos encanten, y recordareis como nuestras madres o abuelas solían o suelen cocinarlos en días especiales para toda la familia.
Los canelones pueden rellenarse con carne, verduras, queso, pescado…, así que aprovechando esa versatilidad, en esta ocasión preparamos unos canelones de guiso de carrillón de Ternasco de Aragón. Recordad que el carrillón es el cuello deshuesado.
El guiso tiene un pequeño truco: podemos dejarlo preparado el día anterior, dejando que se asiente el sabor del carrillón, y por tanto, que una carne que de por sí está buena esté todavía mejor (si cabe). O aprovecharlo si lo tenemos ya preparado de otro día.
Primero prepararemos el carrillón de Ternasco de Aragón guisado. Para ello, lo troceamos en pequeños trozos de dos bocados, los salpimentamos, los pasamos por harina y los freímos en la cazuela en la que vayamos a preparar nuestro guiso.
Después, los retiramos de la cazuela y sofreímos la cebolla cortada en juliana y la zanahoria en finas rodajas. Cuando nuestra verdura esté pochada añadimos el vaso de vino y los de agua, añadimos de nuevo la carne, llevamos a ebullición, bajamos a fuego medio y cocinamos durante 1 hora. Puede que otros tipos de carne necesiten más tiempo de cocción pero el carrillón de Ternasco de Aragón no necesita más, de modo que una hora es suficiente para que esté tierno. Por este motivo, y por su ternura, hemos utilizado el carrillón, pero podéis usar cualquier otra pieza de Ternasco de Aragón para hacer el guiso.
A continuación, pasaremos a preparar la pasta y la salsa para montar los canelones.
Si lo que preferimos es cocinar los canelones al día siguiente, dejamos enfriar todo para que se asienten los sabores al menos durante 12 horas.
Retiramos de nuevo los trozos de carrillón de Ternasco de Aragón de la cazuela y trituramos la salsa. Luego, reparamos las placas de canelón siguiendo las indicaciones del fabricante. Después, rellenamos cada placa de canelón con uno o dos trozos de carrillón de Ternasco de Aragón y cerramos.
A continuación, es el turno de la velouté que es como se llama la salsa en la que sustituimos la leche de la bechamel por un caldo.
Para empezar, cogemos una sartén y derretimos la mantequilla. Tras esto, añadimos la harina y freímos durante 4-5 minutos sin dejar de remover. Después, echamos el caldo frío poco a poco (en nuestro caso con la mitad ha sido suficiente, pero eso depende del gusto de cada uno, de si la queréis más espesa o más densa).
Luego, en el fondo de una fuente apta para horno colocamos un poco de velouté, encima los canelones y napamos (cubrimos) con más velouté. Por último, ponemos un poquito de queso –no mucho– y gratinamos durante 5 minutos.
¡Listos para comer!
1 comentario
Que genial! Me parece que de esos canelones me comía yo más de tres de una sentada.Creo que haré más cantidad y así tendré para cuando vengan mis hijos a casa que son muy fans de los canelones.Les van a encantar.Gracias por tan suculenta receta.