A pesar de haber perdido 100 habitantes en 15 años, Robres es un pequeño municipio con vida. Tiene guardería y escuela, algo que añoran muchos pueblos de Aragón y cuya ausencia compromete seriamente su futuro. Su principal motor económico es la ganadería y la agricultura. En las lindes de este municipio oscense aún pastan unas 6.000 ovejas, aunque hace dos décadas había 16.000 cabezas de ganado ovino.
Actualmente, viven en Robres 561 habitantes, muchos de ellos agricultores y ganaderos como nuestros socios, Carlos Bolea Brosed y su padre Jesús. Cuentan con un rebaño de 1.224 ovejas de raza rasa aragonesa desde hace 30 años porque defienden que “las razas autóctonas son las que mejor se aclimatan, y aquí la rasa aragonesa es la que ha estado toda la vida”.
Aún pastorean por este municipio, ubicado en una ladera de la Sierra de Alcubierre, unas 6.000 ovejas, pero Carlos apunta que “hace 20 años había 16.000 cabezas en Robres, la mayoría de los ganaderos se han ido jubilando o abandonando el sector sin relevo generacional”. En esa zona abunda la ganadería de porcino.
Jesús y Carlos Bolea (padre e hijo) en su ganadería.
En la ganadería Bolea Brosed, en tiempo de criar, las ovejas que van a parir están estabuladas en la ganadería, mientras que el resto del rebaño siempre está en el monte el mayor tiempo posible. Es Jesús el que se encarga de sacarlas al campo y su hijo está más pendiente del corral. Carlos destaca los avances que han ido incorporando en los últimos años como “los comederos de la cooperativa llamados comerums, dosificadores y otros elementos de seguridad”.
Su rebaño sube un par de veces al año a la Sierra de Alcubierre. A final de octubre y en primavera pastorean por allí durante una semana o diez días, siempre en función de lo que ha llovido. En definitiva, Carlos explica que “si hay comida se sube a la sierra, sino no”. Añade que esta zona es un terreno del Ayuntamiento de Robres que arriendan tanto los agricultores como los ganaderos por parcelas. La familia Bolea Brosed también trabajan los cultivos de secano y de regadío, en invierno, sobre todo, maíz y alfalfa.
“Mi padre y mis tíos empezaron con 6 ovejas, y mis bisabuelos trabajaban de pastores también, pero tenías pocas, en aquella época las casas fuertes tenían como mucho un rebaño de 100 o 200 ovejas. Somos una familia relacionada con las ovejas de toda la vida”.
Oficialmente, Carlos se inició en el oficio a los 21 años, pero desde pequeño estaba habituado a ir con su padre al campo los fines de semana y cuando salía de la escuela iba a ayudarle al corral.
Actualmente, su padre Jesús tiene 72 años, él tiene una explotación y Carlos otra. Su relevo generacional lo ve regular porque, de momento, ni siquiera tiene descendencia. Prevé que será “complicado, igual cierro yo antes, quién sabe”. Por eso, pide más apoyo real a las administraciones públicas para aquellos que ya están en el sector. Señala que “estos años atrás ha habido incorporaciones, pero después de cinco años, de cada 10 se han quedado dos”.
Carlos cree que las ayudas se quedan por el camino y explica que “no sacas para poder pagar un jornal y para que una explotación sea viable no puedes contratar a un pastor para coger fiesta algún día porque si no le puedes pagar… no hay días de descanso para el ganadero”. Una vida muy sacrificada que dificulta también la llegada de nuevos jóvenes al sector.
Él antes trabajaba en la construcción y desde entonces no ha tenido vacaciones, ha podido hacer alguna escapada al contar con el respaldo de su padre.
Robres es un municipio pequeño pero vivo. Así lo define nuestro socio y ganadero, Carlos Bolea Brosed. Hoy en día la seña diferencial respecto a muchos otros municipios es que cuenta con guardería y escuela. El futuro del pueblo está en esas aulas.
Pertenece a la comarca de Los Monegros y está situado en la sierra de Alcubierre, a 400 metros de altitud, y a 35 kilómetros de Huesca.
Además, Robres es conocido por albergar en su territorio la Ruta Orwell y el Centro de interpretación de la Guerra Civil, ubicado en el edificio rehabilitado de las antiguas escuelas. El visitante puede encontrar allí prensa de la época, objetos recuperados de las trincheras y algunos vídeos realizados sobre la contienda.
El escritor y periodista inglés fue voluntario de la República en el frente de Monegros, un pasaje de su vida que después contó en sus libros y al hilo de su testimonio se han recuperado trincheras y bunkers que quedaban en la estepa aragonesa.
La familia Bolea Brosed, de Robres (Huesca), fue la ganadería más premiada en el X Concurso Nacional de la Raza Rasa Aragonesa, organizado por Oviaragón – Grupo Pastores, en la Feria Industrial, Agraria y Ganadera de Los Monegros, FEMOGA, celebrada en el mes de septiembre de 2018 en Sariñena (Huesca). En concreto, recibieron los premios a la mejor ganadería representada, al mejor lote de primalas, mejor lote de borregas y mejor lote de borregos. Carlos Bolea subraya que los premios recibidos, también fueron premiados en Sariñena en 2017, son un reconocimiento, sin duda, de que “intentamos hacer las cosas lo mejor posible”.
Carlos Bolea con los premios que recibió su ganadería en FEMOGA 2018 (Sariñena).
En este certamen participaron más de 134 ejemplares provenientes de 11 ganaderías. Se trata de animales selectos, previamente seleccionados en los rebaños, inscritos en el Libro Genealógico de la Raza Rasa Aragonesa y que participan en el concurso por su calidad genética y morfológica. La ganadería Bolea Brosed pertenece al programa de selección y mejora genética de UPRA-Grupo Pastores desde el año 1999.
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