“El buitre de las ovejas” peligra sin ganadería extensiva

En las últimas décadas la ganadería ovina extensiva ha ido en declive en las zonas de alta y media montaña de Aragón con consecuencias medioambientales que quizás no imaginemos a simple vista, pero que ponen en juego nuestro flora y fauna. El quebrantahuesos es una de esas especies perjudicadas por la reducción de la presencia de rebaños en el monte, algo que desde el Gobierno de Aragón y la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos han intentado revertir con un Plan de Recuperación desde hace más de 20 años. Desde Pastores, en compromiso con la sostenibilidad y la biodiversidad, contribuimos a la alimentación suplementaria que necesita esta ave rapaz aportando partes de cordero no destinados al consumo humano, como patas y huesos.

La única ave que se alimenta casi exclusivamente de huesos

El quebrantahuesos, también conocido como “buitre de las ovejas”, se asienta allí donde hay poblaciones de ungulados (mamíferos cuyas extremidades terminan en casco o pezuña) salvajes y ganado doméstico porque son su principal fuente de alimentación. Su técnica para ingerir el alimento consiste en romper los huesos grandes lanzándolos al aire en zonas rocosas que se denominan “rompederos”.


rebano ovejasRebaño de ovejas en alta montaña.

Desde la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, su presidente, Juan Antonio Gil explica que “es la única ave cuya alimentación se basa prácticamente en un 90% en el consumo de huesos, por tanto, no tiene que competir con otras especies. Pero uno de sus principales problemas es que no haya reses muertas disponibles”. Una amenaza que ha tomado forma debido al retroceso y declive de la ganadería extensiva. Gil asegura que “en 10 años han desaparecido un millón de cabezas y la repercusión es menos disponibilidad de comida para el quebrantahuesos”. Por eso, llevan a cabo un programa de alimentación complementaria y también son clave los comederos implantados en distintos puntos del Pirineo aragonés.

Existen unos 5 comederos específicos de quebrantahuesos en el Pirineo. A dos de esos puntos, al de Ordesa y La Garcipollera, van los huesos y patas de cordero que se trasladan desde la sede de Pastores en Mercazaragoza hasta los municipios oscenses de Labuerda y Enate. El aporte es semanal, por ejemplo, a Labuerda se envían unos 100 kg, una cantidad que los quebrantahuesos consumen en una semana. Hay más comederos en los que se aporta todo tipo de restos. En total, unos 50 en Aragón.


Un técnico llevando huesos al comedero. Foto: Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos.

El convenio de colaboración firmado, en marzo de 2018, por Pastores con el Gobierno de Aragón y la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos ha sido recientemente ampliado con más cantidad de huesos con la adhesión de nuestro grupo cooperativo como patrocinador al Centenario del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Además, el Centenario rendirá homenaje en 2019 a los pastores y ganaderos que trabajan por y para el mantenimiento del Parque Nacional, en un acto que se celebrará en La Borda de Pastores (enlace web), con organización a cargo de Pastores.

El Pirineo aragonés, uno de los principales enclaves para el quebrantahuesos

Es una especie que se mueve por zonas de montaña, eligiendo preferentemente lugares con una orografía escarpada, lo que hace que zonas como el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido sea un lugar ideal privilegiado para ellos. En el Pirineo español y francés hay un total de 180 parejas. En Aragón se encuentran la mitad de esas parejas reproductoras, es decir, 90 parejas de quebrantahuesos que sobrevuelan todo el Alto Aragón oscense por todas las comarcas pirenaicas.

El ciclo de reproducción del quebrantahuesos es siempre el mismo. Ahora están arreglando los nidos, principalmente con ramas y lana, las puestas son entre diciembre y enero, y los nacimientos de los polluelos nacen en torno al mes de marzo y empiezan a volar en el periodo estival.


Un ejemplar de quebrantahuesos alimentando a su polluelo.

Lo que es curioso es que todos los ejemplares a los que les realiza seguimiento la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos tienen nombre. Por eso, cuando miremos al cielo y veamos a una de estas aves carroñeras con sus impresionantes alas desplegadas podemos estar observando a algunas de las más veteranas como la hembra Lalon de 24 años o Trini de 19 años, ambas fueron marcadas en la sierra de Guara. También podemos ver a otros más jóvenes como un macho de 5 años llamado Cierzo o Astérix, de 9 años que fue marcado cuando apenas era un pollo en el valle de Escuaín. Este es el valle más pequeño y desconocido del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, que combina praderas con gargantas y estrechos, y además es uno de los mejores lugares para la observación del quebrantahuesos.

Otros proyectos de reintroducción de esta especie están dando sus frutos en Andalucía o los Picos de Europa. Y fuera de España los quebrantahuesos habitan en cordilleras montañosas de Asia, de Europa como los Alpes y de África como Atlas. En total, los quebrantahuesos ocupan entre 1 y 10 millones de kilómetros cuadrados con una población estimada de entre 10.000 y 100.000 ejemplares.

El cambio climático, una nueva amenaza

Además de la falta de alimento disponible, otros de los problemas que acechan al quebrantahuesos desde hace años son el choque y la electrificación con tendidos eléctricos y las intoxicaciones de manera indirecta por el uso de insecticidas o plaguicidas. Pero ahora a esas amenazas se ha sumado el cambio climático. El aumento de las temperaturas propicia la expansión de un mosquito que está transmitiendo la fiebre del Nilo a estos buitres.


Quebrantahuesos en pleno vuelo.

El quebrantahuesos: una especie singular y un valor para el territorio

El plan de recuperación de esta especie comenzó en 1994 y gracias a la participación privada se ha incrementado la población en un 125%. El presidente de la Fundación, Juan Antonio Gil, subraya que ha sido “todo un éxito de recuperación con respecto a otras especies porque la pérdida de biodiversidad es un hecho, desaparecen cientos de especies cada año y Aragón no es ajena a ese problema”. Lamentablemente, Gil nos recuerda que en el año 2000 se extinguió el Bucardo, una cabra pirenaica.

Los retos son seguir recuperando antiguos territorios en donde estaba presente este ave porque “el quebrantahuesos estaba en todos los macizos montañosos de España, pero fue perseguido y extinguido”. Gil insiste en que su recuperación debe verse como una oportunidad para el desarrollo socio-económico del territorio, sin olvidar que la propia especie tiene su singularidad y valor por sí sola.

 

La ganadería extensiva es clave para la conservación de la biodiversidad.

 

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