El progreso implica conocer la historia. Por eso, hoy queremos rendir homenaje a una de las actividades profesionales más antiguas: la ganadería extensiva.
Se considera ganadería extensiva aquella que aprovecha al máximo los recursos del territorio y que por tanto, se vale de razas autóctonas alimentadas con pastos naturales. Algo que repercute notablemente en la calidad y salud de la carne que ingerimos día a día.
Sin embargo, su influencia va más allá. Y es que es la ganadería extensiva la que a través del pastoreo limpia los campos, reduciendo así el riesgo de incendio, y la que permite que tengamos una flora y una fauna tan rica. Una biodiversidad tal que se ha consagrado como uno de los mayores encantos de nuestra región.
Además, la ganadería extensiva contribuye a fijar población en el medio rural y, por tanto, a mantener vivos nuestros pueblos. Esos pueblos que forman parte de nuestro patrimonio cultural, de nuestra historia. De lo que fuimos. De lo que somos.
Prueba de ello son las más de 6.000 familias que actualmente viven del ovino, caprino y vacuno extensivo en Aragón. Entre ellas se encuentran los 800 pastores que integran nuestro grupo cooperativo y que, junto a sus rebaños, dan vida a 1.000.000 de hectáreas y 400 pueblos. Día a día, trabajan para preservar la tierra, nuestra tierra. Y así seguir escribiendo nuestra historia.
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